¿Alguna vez te has preguntado cómo se puede mantener el control sobre los impulsos, emociones y deseos en un mundo lleno de tentaciones?
Pues la Biblia nos da señal de que esto se puede lograr mediante el dominio propio, que es un fruto del Espíritu Santo que nos capacita para vivir conforme a la voluntad de Dios.
Acompáñame en el artículo de hoy mientras exploramos qué es el dominio propio, cómo se diferencia del autocontrol y cómo puedes, con la ayuda del Espíritu Santo, fortalecer esta virtud para glorificar a Dios.
¿Estás listo? Continúa leyendo hasta el final.
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¿Qué es el dominio propio?
Desde una perspectiva bíblica, el dominio propio es la capacidad de una persona para controlar sus impulsos, emociones y deseos, en obediencia a la voluntad de Dios.
Es, además, un fruto que el Espíritu Santo asigna a un creyente cuando estés lleno del poder de Dios.
Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio; contra tales cosas no hay ley. Gálatas 5:22-23
El apóstol Pablo, en 1 Corintios 9:24-27, usa la metáfora de un atleta y su preparación, como ejemplo del cristiano y el dominio propio.
Dándonos a entender que este don nos permite mantenernos fiel a Dios, y que somos responsables de desarrollarlo para su gloria.
Sino que golpeo mi cuerpo y lo hago mi esclavo, no sea que habiendo predicado a otros, yo mismo sea descalificado. 1 Corintios 9:27
¿Es una actitud que proviene del hombre o de Dios?
El dominio propio, como lo dice Gálatas 5:22-23, es un don que proviene de Dios, pero que también requiere la participación activa de cada creyente.
Aun así, y para estar claros, este don no es algo que puedes desarrollar solo, sino mediante la obra del Espíritu Santo.
Pues creer que la autosuficiencia es solo necesaria para controlar nuestros deseos, emociones y sentimientos, es un pensamiento que conduce al error.
Porque yo sé que en mí, es decir, en mi carne, no habita nada bueno. Porque el querer está presente en mí, pero el hacer el bien, no. Romanos 7:18
Sin embargo, el desarrollo del dominio propio también requiere de tu esfuerzo y disciplina.
¿Quiere decir esto que Dios necesita mi ayuda para ser Dios?
Claro que no.
Lo que quiere decir es que, el dominio propio se fortalecerá en tu vida siempre y cuando respondas activamente al propósito de ser fiel a Dios.
De hecho, en 2 Pedro 1:5-6, se nos dicen las virtudes que debemos añadir a nuestra fe, y que haciendo esto creceremos en el verdadero conocimiento de Dios (v. 8), y nunca caeremos (v. 10).
¿Es lo mismo autocontrol que dominio propio?
Superficialmente, ambos conceptos pueden parecer y apuntar hacia lo mismo: controlar impulsos, deseos y emociones.
Pero, como verás a continuación, son polos totalmente opuestos.
¿Con qué otras actitudes se confunde comúnmente al dominio propio?
El dominio propio a menudo se confunde con la auto-represión o la autodeterminación. Aunque parecen similares, son conceptos fundamentalmente diferentes.
1. Auto-represión
Algunas personas piensan que el dominio propio es una actitud que suprime los deseos y las emociones de manera rígida, sin pensar en transformar el corazón.
En contraste, el dominio propio no es una negación forzada de los deseos, sino una redirección conforme a la voluntad de Dios, que busca su gloria.
2. Autodeterminación
El dominio propio también se confunde con esta actitud de independencia y fuerza de voluntad.
La autodeterminación implica que, a través de esfuerzo propio y la disciplina, una persona puede controlar su vida y deseos.
Esta opción, aunque valora el esfuerzo personal, no apunta hacia la dependencia de Dios.
¿Cómo puede un cristiano desarrollar el dominio propio?
Un cristiano puede desarrollar dominio propio a través de una combinación de factores clave que depende tanto de la obra del Espíritu Santo, como de tu propia responsabilidad en la obediencia a Dios.
A continuación te ofrezco algunos pasos necesarios para llegar a tener dominio propio:
1. Depende del Espíritu Santo
Como te había dicho anteriormente, el dominio propio es un don que brinda el Espíritu Santo.
Por lo tanto, no puedes obtener verdadero dominio propio si no dependes del Espíritu Santo.
Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio; contra tales cosas no hay ley. Gálatas 5:22-23
La clave aquí es llenar tu vida del control del Espíritu Santo a través de la oración, la lectura y la obediencia a Su palabra.
Mientras más te sumerges en la búsqueda de Dios, más crecerá tu carácter como el de Cristo.
2. Renueva tu mente
El apóstol Pablo no se exhorta en Romanos 12:2 a “no conformarnos a este mundo, sino a ser transformados mediante la renovación de nuestra mente”.
Para tener dominio propio, es necesario renovar todo lo que ocupa lugar en tu mente.
Así como renuevas tu habitación quitando hasta la más pequeña de las manchas o basura, así debes renovar tu mente.
¿Cómo se hace esto?
Pues llenándote de todo aquello que apunta hacia Dios, y apartándote de lo que te aleja.
Esto incluye el tipo de música que escuchas, las películas que ves, las conversaciones que tienes, los lugares que visitas, los libros que lees, etc.
Una vez que Dios reine en tu mente, el dominio propio no será una tarea obligatoria, sino una forma de adoración.
Recuerda a Jesús en el desierto. Él venció la tentación citando a las escrituras que tenía guardadas en su mente, no poniéndose a reprender.
3. Disciplínate espiritualmente
Esto es algo de lo que poco se habla en la iglesia.
Pero debes saber que necesitas disciplinarte espiritualmente, así como el atleta del que nos hable el apóstol Pablo.
Aunque el Espíritu Santo nos capacita y es suficiente en nuestras vidas, también es necesario participar activamente en el desarrollo del dominio propio.
Es decir, tienes que entrenarte en la lectura de la Biblia, entrenarte diciendo no a lo que te contamina, entrenarte en la obediencia a Dios, entrenarte en la oración, etc.
Mientras más doblegues tu alma y carne al servicio de Dios, mayor dominio propio tendrás.
Sino que golpeo mi cuerpo y lo hago mi esclavo, no sea que habiendo predicado a otros, yo mismo sea descalificado. 1 Corintios 9:27
4. Practica una constante oración
La oración es un medio esencial en la vida de un creyente y en el desarrollo del dominio propio.
Jesús le dijo a sus discípulos que oraran para que no cayera en tentación.
Velen y oren para que no entren en tentación; el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil. Mateo 26:41
A través de la oración puedes pedir ayuda para fortalecer tu voluntad, para resistir a la tentación y someterte a Su dirección.
Pero para lograr esto tienes que ser muy sincero en tu oración.
Confesando todas las cosas malas que atraen a tu mente y a tu cuerpo, y cuéntale a Dios que necesitas su diario respaldo para ser librado de todo mal y de toda tentación.
Ah, no olvides que la oración debe ser una práctica constante, y no cuando sientas que no tiene salida.
5. Rodete de amigos cristianos
Nada hay más maravilloso para un cristiano que tener amigos que le acerquen a Dios.
La Biblia nos cuenta, desde Génesis hasta Apocalipsis, como algunos hombres que Dios eligió para cumplir una asignación, siempre estuvieron acompañados de un amigo.
Es más, el gran ejemplo lo encontramos en el ministerio de Jesús, cuando eligió rodearse de 12 amigos en lugar de llevar su camino en solitario.
Lo que es implica es que una amistad cristiana puede ayudarte a mantener el dominio propio a través de la rendición de cuentas y el ánimo mutuo.
El hierro con hierro se afila, Y un hombre aguza a otro. Proverbios 27:17
Estar rodeado de personas que buscan vivir para Dios te ayudará a ser responsable en tus decisiones, y te invitará a vivir para Dios tal como ellos.
Recuerda lo que dice Eclesiastés 4:9-10:
Más valen dos que uno solo, pues tienen mejor pago por su trabajo. Porque si uno de ellos cae, el otro levantará a su compañero; pero ¡ay del que cae cuando no hay otro que lo levante!
En conclusión
El dominio propio no es lo que se logra desarrollar de la noche a la mañana.
Es un proceso de crecimiento espiritual que involucra nuestra sumisión a la obra del Espíritu Santo, y nuestra participación activa.
A través de la oración, la meditación en la palabra, la renovación de la mente y el compañerismo, puedes fortalecer tu capacidad de vivir en la voluntad de Dios y ejercer el dominio propio.
Y bueno, así es como hemos llegado al final del artículo de hoy. Espero que haya sido de mucha bendición para tu vida.
Si tienes alguna opinión sobre este tema, házmelo saber abajo en los comentarios.
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Dios te guarde.🙏
¡Vuelve pronto!😊
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