Cuando lees los Evangelios, hay algo que llama poderosamente la atención: Jesús usaba una y otra vez un título muy particular para referirse a sí mismo.
No era "Mesías", ni "Cristo", ni "Rey", ni siquiera "Hijo de Dios" (aunque ciertamente lo era). El título que más repetía era: “El Hijo del Hombre”.
Y no era algo casual.
Este título no solo revela su identidad verdadera, sino que está profundamente arraigado en el plan redentor de Dios desde el principio.
En este artículo te mostraré qué significa que Jesús se llamara a sí mismo el Hijo del Hombre, cómo se relaciona con el Antiguo Testamento, y por qué tiene todo que ver con la promesa de Génesis 3:15.
Prepárate para conocer al Cristo que vino en humildad… pero también en gloria.
Empecemos.
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¿Qué significa "Hijo del Hombre"?
En el lenguaje común de hoy, podríamos pensar que “Hijo del Hombre” simplemente indica que Jesús era humano.
Y en parte es cierto: Jesús se hizo verdaderamente hombre, como tú y como yo (Filipenses 2:6-8). Pero en el contexto bíblico, esta expresión va mucho más allá de su humanidad.
Jesús usa el título más de 80 veces a lo largo de los Evangelios. Es, de hecho, su manera preferida de hablar de sí mismo.
Pero lo interesante es que no era un título común entre los judíos de su época. No era el típico término mesiánico que esperaban escuchar. Y eso tenía un propósito.
Mientras muchos esperaban un Mesías político que derrocara a Roma, Jesús introduce una imagen distinta: la de un Hijo del Hombre que sufre, que sirve, que muere, pero también que reina y juzga.
El significado está cargado de tensión… y de gloria.
Complementa esta información con este vídeo en las palabras del doctor R.C. Sproul.{alertInfo}
El Hijo del Hombre en Daniel 7
Para entender este título, tenemos que regresar al Antiguo Testamento. En el libro de Daniel, capítulo 7, encontramos una visión profética impresionante que cambia todo:
Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de Días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran...(Daniel 7:13-14)
¿Notas la conexión?
Jesús está citando directamente esta visión cuando se llama a sí mismo el Hijo del Hombre. En otras palabras, no está hablando solo de su humanidad, sino de su realeza celestial.
Es alguien que viene con las nubes del cielo, se acerca a Dios mismo y recibe dominio eterno sobre todas las naciones.
Este no es cualquier hombre. Este es el Hombre glorificado, el Mesías que reina por los siglos.
El Hijo del Hombre también vino a sufrir
Pero aquí hay una sorpresa. Jesús no solo usa este título para hablar de su autoridad, sino también de su sufrimiento:
Es necesario que el Hijo del Hombre padezca mucho, y sea desechado por los ancianos… (Lucas 9:22)El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos. (Marcos 10:45)
Esto desconcertaba a los discípulos. ¿Cómo podía el glorioso Hijo del Hombre de Daniel 7 ser el mismo que sería arrestado, azotado y crucificado?
La respuesta está en el corazón del evangelio: Jesús es el Rey que conquista no con espadas, sino con su muerte en la cruz.
El Hijo del Hombre no solo viene con gloria, también viene con amor sacrificial.
La conexión con Génesis 3:15
Ahora bien, ¿tiene algo que ver este título con la promesa que Dios hizo en el Edén?
Sí. Y es una de las conexiones más bellas y profundas de toda la Biblia.
En Génesis 3:15, justo después de la caída del hombre, Dios le dice a la serpiente:
Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.
Esta es la primera promesa del evangelio. Se la conoce como el protoevangelio, porque desde allí Dios anuncia que vendrá un descendiente humano, nacido de mujer, que destruirá al diablo.
Y ese descendiente es nada menos que Jesús, el Hijo del Hombre.
Jesús es la simiente de la mujer que vencerá a la serpiente. Pero su victoria no será sin dolor. La serpiente le herirá en el calcañar —es decir, en la cruz—, pero Él le aplastará la cabeza en su resurrección gloriosa.
Así que sí, el título “Hijo del Hombre” nos recuerda que Jesús vino como hombre para cumplir la promesa hecha desde el principio: derrotar al mal y redimir a los caídos.
Complementa esta información con este vídeo de nuestros amigos de Proyecto Biblia.{alertInfo}
Un título que une el cielo y la tierra
El Hijo del Hombre es, entonces, una figura majestuosa. No es solo el “humano humilde”, sino el “hombre glorificado” que:
- Perdona pecados (Marcos 2:10)
- Es Señor del sábado (Mateo 12:8)
- Vendrá en gloria a juzgar a las naciones (Mateo 25:31-32)
Jesús no vino a cumplir parcialmente la profecía de Daniel. La vino a cumplir por completo.
Y así como el primer Adán cayó por la desobediencia, este nuevo Hombre —el segundo Adán— vence por su obediencia perfecta (Romanos 5:19). Donde el hombre falló, el Hijo del Hombre triunfó.
¿Qué significa esto para nosotros hoy?
Esto no es solo teología para estudiar. Es verdad para vivir.
Cada vez que Jesús se llamó a sí mismo “el Hijo del Hombre”, nos estaba recordando que:
- Él es verdaderamente humano, y por eso puede compadecerse de nosotros.
- Él es verdaderamente glorioso, y por eso es digno de toda nuestra adoración.
- Él es nuestro Redentor, quien venció a la serpiente antigua en la cruz.
- Y Él es nuestro Juez, quien vendrá otra vez con poder y gran gloria.
Si aún no te has rendido a Cristo, este es el momento. No puedes ignorar al Hijo del Hombre. Él vendrá con las nubes, y todo ojo le verá.
Y si ya eres suyo, adórale con temor y gratitud. No estás siguiendo a un hombre cualquiera. Estás siguiendo al Rey del cielo que se hizo carne… por ti.
Conclusión
El título “Hijo del Hombre” no es un detalle menor. Es una joya teológica que brilla desde el Edén hasta el Apocalipsis.
Jesús lo usó con intención. Quería que supiéramos que en Él se cumplen las promesas antiguas, las profecías más gloriosas y los anhelos más profundos del corazón humano.
Él es el Hijo del Hombre que vino a sufrir… y que volverá a reinar.
Y bueno, hasta aquí hemos llegado al final del artículo de hoy. Espero que haya sido de bendición para tu vida.
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Nos leemos en la siguiente publicación.😊