Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan. (Mt. 11:12)
¿Jesús está diciendo que hay que ser agresivos para entrar al Reino? ¿Se refiere a enemigos que atacan las cosas de Dios? ¿O está hablando de algo mucho más profundo y desafiante?
En este artículo te invito a desmenuzar este versículo paso a paso, entendiendo su sentido original, su contexto y, sobre todo, cómo se aplica a tu vida espiritual hoy.
Vamos allá.
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¿Qué está pasando en Mateo 11?
Jesús está hablando sobre Juan el Bautista, quien en ese momento está preso por denunciar el pecado de Herodes.
Algunos se están empezando a escandalizar porque Jesús no cumple las expectativas del Mesías político o revolucionario que muchos esperaban.
En medio de esa conversación, Jesús suelta esta frase poderosa:
Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.
Y con eso nos lanza una bomba espiritual: el Reino no es para los pasivos.
El significado profundo de la frase “sufre violencia”
En el texto original en griego, la palabra que se traduce como “sufre violencia” es βιάζεται (biazetai).
Aquí hay algo interesante.
Esa palabra puede entenderse de dos formas, según cómo se interprete su voz gramatical:
- Puede significar que el Reino es atacado con violencia (voz pasiva).
- O puede significar que el Reino avanza con fuerza, se abre paso con poder (voz media/reflexiva).
Muchos teólogos y expertos bíblicos consideran que la segunda opción tiene más sentido en este contexto.
Jesús no está diciendo que el Reino está siendo derrotado por la violencia, sino que está irrumpiendo en el mundo con una fuerza imparable.
Y los que realmente lo quieren, lo toman con decisión radical.
¿Quiénes son “los violentos que lo arrebatan”?
El texto dice:
...los violentos lo arrebatan.
Aquí la palabra griega usada es βιασταὶ (biastai), que puede traducirse como “los valientes”, “los decididos”, “los esforzados”, o literalmente, “los violentos”.
No se trata de gente agresiva en lo físico, sino de personas que tienen una fe intensa, decidida, valiente, que no se queda en la orilla mirando, sino que se lanza con todo hacia el Reino.
Estos “violentos” son los que:
- Renuncian a todo para seguir a Cristo (Lc. 14:33).
- Se niegan a sí mismos y toman su cruz cada día (Mt. 16:24).
- Buscan a Dios como quien busca un tesoro (Mt. 13:44).
- Perseveran a pesar de las pruebas, luchan con la oración, no se rinden.
El Reino de Dios no es para los tibios
Jesús está dejando claro que entrar al Reino requiere decisión, no es un camino para espectadores ni religiosos de rutina.
No es para los que están buscando un “si se puede”, sino para los que lo desean con todo su ser.
No entras al Reino simplemente por asistir a una iglesia o repetir una oración.
El Reino es para los que luchan contra su carne, resisten al pecado, y avanzan con fe y pasión por conocer y obedecer al Rey.
Sí, la salvación es por gracia, no por obras, pero el que ha recibido esa gracia responde con una vida radical. Como dijo Pablo:
Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. (Fil. 3:14)
Recordemos que Jesús menciona este versículo justo después de hablar de Juan el Bautista.
¿Y quién era Juan?
- Era un profeta fuera de lo común.
- No predicaba en templos sino en el desierto.
- No buscaba agradar a nadie, sino preparar el camino del Señor con verdad.
- Vivía una vida de consagración total.
- No se vendió ni al sistema religioso ni al poder político. Por eso terminó en la cárcel, y finalmente sería decapitado.
Juan es el modelo de alguien que “arrebata el Reino”. No porque fuese perfecto, sino porque vivía con urgencia, sin medias tintas.
Era valiente, contracultural, firme en la verdad.
¿Cómo se arrebata el Reino de los cielos hoy?
1. Con fe decidida
No se trata de tener una fe perfecta, sino una fe activa. Una fe que dice: “Señor, creo. Ayuda mi incredulidad” (Marcos 9:24), pero que camina aunque no lo entienda todo.
2. Con hambre espiritual
Los que arrebatan el Reino no son los que consumen contenido cristiano como entretenimiento, sino los que tienen sed de Dios.
Los que oran con lágrimas. Los que abren la Biblia con hambre. Los que no se conforman con una vida superficial.
3. Con valentía
Ser cristiano hoy —de verdad— implica ir contra la corriente. Implica hablar de pureza en una cultura pornificada.
Implica perdonar cuando todo el mundo dice “hazlo pagar”. Implica ser luz donde todo se vuelve más oscuro.
4. Con persistencia
Jesús nos llamó a perseverar. A no rendirnos cuando todo se pone difícil. A insistir en la oración, como la viuda persistente (Lc. 18:1-8). A seguir creyendo aunque el milagro se demore.
¿Y qué pasa con los que no son violentos espiritualmente?
Sencillo: se quedan fuera.
No porque Dios no los quiera, sino porque el Reino no entra por la fuerza de Dios solamente, sino también por la respuesta radical del corazón humano.
Muchos se acercan al Reino, pero no entran. Lo miran, lo admiran, lo respetan… pero no lo arrebatan.
Se quedan a medio camino. Y el problema con eso es que Jesús fue claro:
El que no está conmigo, está contra mí. (Mt. 12:30)
Una advertencia y una invitación
Este versículo de Mateo 11:12 no es para crear miedo, sino para despertarnos. Jesús no está diciendo que tienes que ser perfecto.
Está diciendo que el Reino no es para los cómodos, sino para los que luchan. Para los que, por la gracia de Dios, pelean la buena batalla.
Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna... (1 Tim. 6:12)
¿Y tú? ¿Estás arremetiendo hacia el Reino o quedándote quieto?
Hoy es un buen momento para examinar tu corazón.
- ¿Estás avanzando con fuerza espiritual o viviendo una fe tibia?
- ¿Estás tomando decisiones radicales o negociando con tu carne?
- ¿Estás dispuesto a perderlo todo por Cristo o seguir aferrado a tus comodidades?
No hay Reino sin cruz. No hay gloria sin renuncia. No hay vida abundante sin morir al yo.
Pero cuando decides avanzar con todo, hay gracia, poder, recompensa y libertad.
Finalmente
Jesús está dejando claro algo poderoso:
El Reino de los cielos no se ofrece como un paseo opcional, sino como una conquista espiritual para quienes lo desean más que todo.
Hoy te animo a tomar decisiones que reflejen ese deseo. A que ores con más fuego. A que estudies la Palabra con más hambre. A que te rodees de gente que también arrebata el Reino. A que rompas con todo lo que te frena.
Y bueno, hasta aquí hemos llegado al final del artículo de hoy. Espero que haya sido de bendición para tu vida.
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Nos leemos en la siguiente publicación.😊