Con todo esto que me está pasando de ir de hospital a hospital estoy aprendiendo cosas valiosas, y una de ellas es cuan verdadera es mi fe en Dios. Cuan cierto es que me apasiona mi padre y que lo voy a adorar aun en la mas complicada de las situaciones. Puesto que muchas veces somos capaces de renegar contra Dios y alejarnos de ÉL porque no nos cumple cierto milagro o no nos da aquella bendición que esperamos.
Mi experiencia como cristiano y como evangelista me ha llevado a conocer muchísimas personas que llorando en el altar dicen: 'Dios te juro que voy a servirte en las pruebas y en la bendición. Prometo que voy a alabarte en todo tiempo'. Más he sido testigo también que en el momento difícil le negaron y le hicieron a un lado.
Te cuento que me ha pasado muchas veces. Me enteraba que alguien hablaba mal de mi o criticaba lo que hacia, y puff, venía abajo mi animo y ya no iba a la iglesia. Es más, la última vez que me aleje por un buen tiempo de Dios fue porque un pastor me difamó. No saben como me sentí. Y claro, uno en esos momentos en vez de darle a Dios su lugar, le da lugar al diablo y termina peor.
Ahora me encuentro en una situación un tanto difícil. Dolores, una crujía en proceso, infecciones, y un Seguro Social que no es capaz de darme la atención que merezco como asegurado. Me siento cansado, adolorido, triste y desanimado. Miro al cielo mientras enjugo mis ojos de lagrimas y digo: ''Ayúdame Dios, que se haga tu voluntad''. ¿Pero cuantas veces hacemos nosotros eso? Decimos que se haga tu voluntad pero como yo quiero.
Ciertamente muchos de nosotros hemos tomado a Dios como un Dios bombero. Solo cuando andamos en necesidad o problemas es que lo llamamos de urgencia. Y claro, hasta creemos que debe cumplir con todo lo que le pidamos. Que fácil se nos hace decir Gloria a Dios cuando estamos bien en todo. Cuando tenemos trabajo, comida y salud. En cambio, es de muy valientes y aguerridos cristianos seguir alabando a Dios aun cuando haya escasez.
«Sé lo que es vivir en la pobreza, y también lo que es vivir en la abundancia. He aprendido a hacer frente a cualquier situación, lo mismo a estar satisfecho que a tener hambre, a tener de sobra que a no tener nada.» [Filipenses 4:12 ─ DHH]
He aquí es el momento de tomar una decisión, ¿vamos a seguir a Jesús solo por los panes y los peces, o porqué es nuestra salvación? ¿Seguiremos condicionando nuestro amor por Dios? Pase lo que pase, amado Pueblo mío, yo voy a seguir dándole la Gloria a mi Dios. Y desde aquí, con el dolor que me aqueja del diario, mi corazón entona la canción, cuan grande es él, cuan grande es él.
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