La última oportunidad

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La siguiente reflexión está escrita como guión de una escena (cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia). Vamos a imaginárnosla y a leer cada guión como si la escena estuviera ocurriendo en frente nuestro. 

En la casa de los Ramírez se oída una fuerte discusión. Para los vecinos esto ya no era algo nuevo. Hasta se sentían extraños cuando en aquella casa no se oía grito alguno. De pronto Antonio salió gritando con rumbo al parque que estaba a unos metros de su casa. 

─Desconocido: ¡Hola Antonio, buenas noches! 

─Antonio: ¡Ehhh! Buenas noches señor. ¿Quién es usted? ¿Jamás lo había visto por aquí?

─Desconocido: Soy Carlos. Pastor de la iglesia que se está construyendo aquí a dos cuadras. 

─Antonio: ¡Así! Bueno, ¿cuídese no? 
─Pastor: Antonio, te vi salir de tu casa gritando e insultado a tu esposa. ¿Sucede algo grave?  

─Antonio: ¿Que sucede? Sucede de todo pastor. Esa mujer me tiene harto. Todos los días es la misma cosa. Problemas y más problemas. 

─Pastor: ¿Que causa esos problemas Antonio? 

─Antonio: Pastor, esa mujer se la pasa tirada en el sofá todo el día. Sólo come y duerme. Cuando llego a casa me amarga diciendo porque no me tomo un tiempo para estar con ella. 

─Pastor: ¿Y nunca te has tomado un tiempo para hablar con tu esposa? 

─Antonio: ¡Puff! Pastor, llego del trabajo cansado todos los días. ¿Usted cree que uno tiene tiempo para más que el trabajo? Trabajo como un loco todo el día para proveer a mi hogar y ella no lo entiende. Le doy todo lo que tiene. Casa, comida, ropa. Y aun así no es agradecida. 

─Pastor: Que bueno que proveas todo en tu casa Antonio. ¿Pero eso hace realmente feliz a tu esposa? 

─Antonio: ¿Pastor, si la hace feliz? ¿A qué mujer no le hace feliz tener comodidades? Además, ella siempre está renegando. Dice que no soy atento, que no soy romántico con ella. Eso ya no existe para mí. 

─Pastor: Dice la Biblia que el amor no es envidioso. ¿Cómo has olvidado aquello que los enamoró de jóvenes? Tu esposa está muriendo por atención, por romance. Que le preguntes como le fue en su día. Que le ayudes en algún quehacer de la casa aunque estés cansado. Que seas atento y romántico como lo eras cuándo la conquistabas para hacerla tu novia. 
─Antonio: ¿Y usted cree que con tanto trabajo yo tengo tiempo de esas cursilerías? Eso es cuando las estas enamorando. Cuándo no tienes que hacer. Ahora tengo una familia y cuentas que pagar. No tengo tiempo ni para comer bien. 

─Pastor: En verdad haz caído en un ciclo rutinario Antonio. Crees que tu vida es trabajar, trabajar y trabajar. En el mundo existen prioridades que debes conocer. Prioridades que debes tener en mente y jamás olvidar. Cómo que primero es Dios, segundo tu esposa, tercero tu familia y después tu trabajo y pasatiempo. Sin embargo tu esposa está fuera de tus prioridades. 

─Antonio: Pastor, pero si no trabajo ¿quién pagará las deudas? Además, toda la vida me enseñaron eso. Yo vi a mi padre tratar a mi madre como esclava. Él siempre decía que las mujeres son para la casa y para servir al hombre. Eso pasó con mis hermanas. Jamás vi a mi padre ser atento con mi madre. 

─Pastor: Dice la Biblia que la maldición de los padres seguirá a los hijos desde la primera hasta la cuarta generación. Y tú seguirás actuando igual que siempre si no rompes con esa maldición. Y lo peor aún, tus hijos seguirán tú mismo ejemplo. 

─Antonio: La verdad pastor, estoy cansado de llevar esta vida. Estoy cansado de tener una esposa que solo grita, que solo está enojada todo el tiempo. Otras mujeres podrían tratarme diferente, pero ella no. Tal vez sea mejor terminar con esto. Darnos un tiempo. Tal vez estando solos vivamos mejor. 

─Pastor: Eres el hombre más cobarde del mundo Antonio. ¿Te atreverías a perder a la mujer de tu vida? ¿Te atreverías a dejar ir a la mujer que prometiste amar, cuidar y honrar para siempre? ¡Eso no es ser varón! Es una tonta y estúpida cobardía. Te pregunto Antonio ¿amas a tu esposa? 

─Antonio: Amo a mi esposa más que a mi propia vida pastor. Nunca después de casado se lo he dicho, pero la amo pastor. No sé qué ha pasado durante estos años con nuestras vidas.

─Pastor: Pero si la amas ¿por qué dices que quieres terminar todo y dejarla sola? Antonio, el amor es de Dios. No es un sentimiento humano. Dios es amor dice la Biblia. Y al ser Dios un ser inmortal, el amor es inmortal también. Pero este amor fue echo para mantenerse a diario. Para ser avivado día tras día. Con detalles, con mimos y todo el romanticismo que ellas merecen. Debes saber que tu esposa está en casa todos los días ocupándose de los niños y de todos los quehaceres del hogar. Aunque tu creas que ella sólo duerme, pues ella solo se dedica a satisfacerte en todos los sentidos. Que la comida este al día, sexo todas las noches y más. ¿Pero tú como correspondes a todo lo que ella hace por ti? Pues lo haces de mala manera. Ocúpate menos del trabajo y empieza a ocuparte más de tu esposa. Entrega a Dios tu vida y el proveerá todo para tu hogar. Tu solo encárgate de servir a Dios junto a tu familia. 

─Antonio: ¿Que me está sucediendo pastor? ¿Por qué actúo de esta manera? 

─Pastor: Dios te creó varón. Sacerdote de tu hogar. Cuándo estés ante él de lo primero que darás cuenta será de tu esposa y familia. Así que te animo a que tú y tú esposa se den LA ÚLTIMA OPORTUNIDAD. Lucha por ella, por vuestro amor. Reconquístala. Pasa más tiempo con ella que con tu trabajo. Se amable, atento, caballero y romántico. Ah, y de paso lee la Biblia. 

─Antonio: ¡Waw! La verdad jamás pensé que un desconocido podría decirme tan impactantes y motivadoras palabras. ¿Cómo podré pagárselo pastor? ¡¿Pastor?! Pastor a donde fue. ¡Pastorrr!

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